jueves, 24 de abril de 2008

Desmitificando los vinos, una mirada amateur.



La parodia y los vinos.

Soy un amateur, solo tengo estudios mas que básicos al respecto, pero estoy tratando de aprender cada vez mas.

Acerca del tema de vinos y demás se podría decir que está todo dicho o todo hecho. Sobre todo a partir del violento y positivo cambio que ha habido en lo que tiene que ver con la producción, desde la implantación de las vides hasta el embotellado del vino.

Este ultimátum de parodia también pasa por todo lo que se dice sobre el vino, porque resulta que a buena parte de los "expertos" y "expertas" que comentan sobre vinos, pareciera que se les va agotando el vocabulario y como no saben por dónde disparar, ahora hay audaces que suelen encontrar en los vinos "sabor a cuero húmedo" (¿!).
Yo me considero ser un buen jinete (ahora algo en desuso, pero estuve años en el mundo de los equinos) y haber tenido las horas suficientes en mi infancia/adolescencia en una quinta o stud como para reconocer dicho aroma; por lo tanto no puedo menos que recordar el olor a cuero húmedo que despide cualquier montura o recado, basto o encimera, a poco de que comience a sudar el caballo que montamos.
Lo que se me complica es figurarme un perfume con ese olor, y menos aún imaginar beber algo con ese sabor...
Pero bueno, “las piedras y los boludos no se terminan nunca” exclamaba con cierto pesimismo mi padre, con una ceja levantada por encima del horizonte.

Y ni hablar si lo que se va a comentar es un vino tinto. Ahí ya tiene la frase hecha: "tiene todo el sabor de frutos rojos...". Algunos agregan "del bosque", otros no.
Hay quienes nos ilustran con una pequeña lista de los diferentes sabores que son (según contra etiquetas) identificables en el vino que tenemos en la mano: "sabe a grosellas, con un toque frambuesas, algo de rosa mosqueta, quizás arándanos y un dejo de frutillas...". Los más audaces ponen en la mesa Blueberries y Boysenberries

Clarísimo! Después de admirar la opinión premoldeada que nos metieron en la cabeza, cabe preguntarnos: ¿qué gusto tiene un vino que tiene tantos componentes?
Y lo peor, la frustración que inconcientemente nos entra cuando pareciera que al terminar la botella no se deja apreciar la uva o las uvas de que está hecho. Ni ese “final redondo y prolongado”

Por mi parte sugiero hacer un curso, uno que valga la pena.
Que valga cada uno de los pesos y de los minutos que invertirás en el mismo.
Cuantos menos sean mejor, mas parte del docente tendrás a tu disposición, y podrás preguntar que significa cada una de las frases hechas y bastardeadas que oímos hasta el hartazgo una y otra vez mientras vemos mas gente que no sabe para que se revolea el vino en ese elegante y distinguido copón que con suerte será de cristalería húngara Bohemia.

Todavía no hallé quien me dijera “tal vino es rico” o “tal vino no me gusto tanto como tal otro…”

Voto por terminar con el circo del vino y demás.
Me encrespa los nervios cuando la gente considera “cultura” cuando pasamos un vino por el decanter; o copia los movimientos que cree correctos y/o apropiados en una cena al momento de degustar el vino. No es fashion o top repetir conceptos que ni recordamos donde los oímos, pero queda muy bien entonarlos como un himno.


El paso por madera.
La tecnología en la vitivinicultura llegó al tema de hacer que los vinos tomen contacto con madera para suavizar sus taninos naturales.
Ahora resulta que, para ahorrar tiempo (que es lo mismo que decir, ahorremos dinero) se puso en práctica mezclar en el mosto una especia de saquitos de virutas de maderas seleccionadas.
Pero, resulta que a esta técnica le han bajado el pulgar no pocos de nuestros eruditos, entre los cuales está Raúl de la Mota.
Este señor sentencia y afirma no ser fanático de los vinos "con gusto a tablón".
Me paro y aplaudo incansablemente el dictamen, damas y caballeros.

Una gran incertidumbre.
Resulta que probé un riquísimo vino Cabernet hecho por Guillermo Barzi Canale, que en su dorso daba mucha información detallada del mismo, y aparecía la aclaración que es "apto para vegetarianos".
Un gran signo de interrogación seguido de uno de admiración toman por asalto mi trastornada cabeza, y me pregunto:
¿Qué vegetariano no toma jugo de uva fermentado naturalmente?
Queda la pregunta para que Guillermo la conteste cuando quiera.
Sin tomarle examen ni mucho menos, con el respeto que merece quien según mi humilde opinión quién me hizo probar el mejor Pinot Noir que entro a mi boca (durante un festival gastronómico en Ushuaia).
Hasta este momento

Me choco con el tema de los vinos orgánicos, tan sin querer como queriendo.
Este tipo de cultivo dista mucho de ser una moda, y sí una tendencia mundial en materia de alimentos en general.

Así, casi un centenar de bodegas de los Estados Unidos (por ejemplo: Robert Mondavi, Fetzer Vineyards, Frog’s Leap Winery, Robert Sinskey Vineyards) o de la Bourgogne francesa –como Domaine de la Romanée-Conti, Domaine des Comtes Lafon o Domaine Trapet- se han preocupado por certificar algunos de sus viñedos como "orgánicos". La preocupación llega más lejos, y quieren pasar por lo que técnicamente se conocen como earth-friendly .

Justamente, Michael Benziger, que maneja una de estas bodegas en Sonoma, California, sostiene que los microorganismos son los dueños del suelo, y son ellos los que le transmiten los nutrientes, así como el carácter y la personalidad a los vinos de una forma que ellos lo puedan absorber. Benziger piensa que todo esto confluye a lo que finalmente compondrá el flavor del vino.

En el caso de Bezinger, Leflaive, Romanée-Conti y Traper van más lejos y además introducen el concepto de cultivos biodinámicos, que viene a ser como que los winemakers consideran a su viñedo como un completo sistema viviente.

Esto de la biodinámica se lo atribuyen a científico y filósofo austríaco, Rudolf Steiner, que en 1920 desarrolló su teoría a partir de considerar que la agricultura debe seguir el ritmo de la naturaleza donde, por ejemplo, lo que más cuenta es un calendario que siga las fases de la luna. Esto lleva a que los fans de esta modalidad de cultivo aseguren que en test a ciegas, estos vinos surgidos de esta técnica, a la que se habrá añadido el no usar fertilizantes ni pesticidas, producen finalmente vinos que lucen más puros, claros, más matizados y complejos.
En resumidas cuentas, mucho mas naturales, un concepto, quizás algo olvidado.

Mala idea.
Hace muy poco leí por allí el concepto del terroir que tienen los viñateros franceses. Lo consideran nada más y nada menos que un ecosistema.
Pero resulta que un californiano multimillonario pero no muy informado, se le ocurre comprarse una hectárea en la Champagne, de ahí sacar 50 centímetros de tierra de su superficie y llevárselos a California para plantar su viñedo. Con esa “ideota”, el viñedo que obtuvo fue, simplemente, un desastre, sin mas.

Consecuencias, fase I.
Lo que hacen los orgánicos es mezclar sus viñas con distintos cultivos que tienden a atraer buenos insectos y a repeler los malos.
Suelen llegar a poner casitas para que las habiten los pájaros que se alimentan de los malos insectos. Una forma orgánica de combatir plagas.
Richard Sandford, que en su Sandford Winery & Vineyards de Santa Bárbara, también en California, tuvo una infección de chinches, las combatió con pequeños lanzallamas de butano, haciendo que sus trabajadores literalmente quemaran a estos desagradables bichos.
Quemaron alguna vez una chinche cuando eran chicos? Recuerdan aquel olor a fosa aséptica y nauseabunda? Pues bien, multiplíquenlo por varias hectáreas con estos feos insectos…

Consecuencias, fase II.
Un problema de este tipo de producción es que su implementación conlleva necesariamente mayores costos que se terminan traduciendo en el precio, siendo que hoy todavía el público no está adecuadamente ilustrado sobre los beneficios de consumir este tipo de productos.

Consecuencias, fase III.
Quizás porque especialmente los consumidores argentinos de vino, ignoren que en nuestro país se autorizan exageradas cantidades de derivados de los sulfitos, para estabilizar los vinos blancos, de allí que algunos vinos blancos y champagnes locales nos regalen una acidez estomacal feroz, seguida por inextinguibles dolores de cabeza.

Resumiendo dijo Sabina.
La tendencia mundial es hacia alimentos más naturales y más sanos. Los argentinos seguramente aprovecharemos las condiciones naturales de nuestros lugares de cultivo para avanzar prontamente en esta tendencia. Es de esas ventajas comparativas difíciles de igualar por los europeos, que tienen su agotada tierra saturada de fertilizantes y pesticidas.

Para terminar el tema y poder hablar de los vinos en profundidad sugiero lo siguiente.
Hay personas que han estudiado ENOLOGIA, que se han mudado a Mendoza, si mal no recuerdo es el único lugar de Argentina donde se estudia esta carrera que tiene el sello de LICENCIATURA. O sea, no es poco lo que deben saber de la materia.
Y que joder! Son verdaderos profesionales!
Dejemos que ellos nos instruyan, tomemos sus escritos y al leerlos respetémoslos como si fuese el diagnostico de un médico (salvando las distancias, claro)
Elijamos la fuente con la mayor seriedad posible, brindémosle la importancia necesaria al tema, ni mas ni menos que eso.

La gente que concibe un vino dedica horas y horas a este producto, los consideran como hijos a cada uno de los proyectos que asume como una gloria si el producto es respetable, o como un fracaso rotundo si además de tiempo y sacrificio perdió dinero…
Averigüen, indaguen, consulten… LEAN! LEAMOS! (Me estoy incluyendo también)
Desasnemos nuestras creencias de los porqués de cada cuestión relacionada al vino y su mundo.
No está mal preguntar para que se agita la copa, que pasa si un vino se oxigena, que buscamos al inclinar la copa, donde debemos buscar ese matiz de tal o cual color que nunca encontramos…
No esta mal preguntar.

Los vascos dicen OSAGARRIA!
Con mis amigos, SALUD! Por los ausentes y por los sobrevivientes!

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